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Libro del mes: La magia de Educar en casa
Es un libro de Psicología, dirigido a padres, madres y también a docentes, intentando acercar la familia a la escuela y viceversa. Expone diferentes paradigmas y teorías referidas a la educación y el desarrollo del niño y la niña, utilizando ejemplos, metáforas y comparaciones que resultan descriptivas y fáciles de entender. El libro se divide en dos partes: La primera consta de 15 capítulos dedicados a las prácticas educativas familiares, describe los distintos tipos y estilos de educación, las características de los niños y niñas en las etapas de crecimiento, abarcando los aspectos intelectuales, físicos, sensitivos, afectivos, artísticos y éticos; y también la educación sexual. La segunda parte con 11 capítulos donde se explaya sobre la relación escuela y casa, argumentando sobre la importancia de la escuela, la Ley Educativa, la vida en los centros y las aulas, las diferentes características de las edades de los alumnos y alumnas y las ventajas del enriquecimiento institucional con la participación de padres y madres. En el capítulo 22 se presenta una investigación dirigida por el autor en la que demuestra empíricamente algunas de sus afirmaciones en cuanto a la influencia de la familia en el rendimiento escolar. Comienza cada capítulo con interrogaciones a modo de indagación de ideas previas y luego finaliza con sus “ecos del tema” acentuando sus frases más significativas.
El autor compara la educación recibida en ámbito familiar con un taller, una planta y la palabra, para referirse a los diferentes paradigmas; conductista, cognitivo y sociocultural. El primero se asemeja a una fábrica o a un taller, donde prima la organización estricta y la productividad; el segundo a un jardín, en donde la prioridad viene marcada por la vida y la armonía de sus plantas y su contemplación; el último a una reunión o asamblea, dirigida por el diálogo, la colaboración y la mutualidad. Según el ejercicio de la autoridad podemos clasificar en cuatro tipos de funcionamiento: Funcionamiento basado en el “decreto ley”, basado en la exigencia, o en las razones o en el amor. Considerando que un ambiente moderado por el amor y el cariño da un sentido y valida el ejercicio de la autoridad, el grado de exigencia y el razonamiento de la conducta. Se distinguen tres estilos o perfiles de prácticas educativas familiares, “ordeno y mando o el funcionamiento con mando a distancia” o la carencia de nutrición cognitiva. El polo opuesto lo representa “dejar hacer o el funcionamiento sin mando” o la carencia de límites. El término medio, entre los estilos anteriores, sería el “diálogo o funcionamiento con mando interior y compartido” este estilo se conforma cuando la autoridad, la madurez, la comunicación y el afecto explícito están presente en alto grado. La palabra es el recurso didáctico e interactivo por antonomasia, en este ambiente los niños y niñas se muestran seguros y capaces de afrontar situaciones nuevas e iniciar y persistir en las tareas de manera autónoma. La propuesta del autor aboga por un marco fundamentado en la racionalidad y en las expectativas positivas, propone una relación caracterizada por la organización flexible y sugiere una vida familiar fundada en el propio valor de la persona. Con esto se fortalece la identidad y la construcción de funciones psicológicas superiores, es decir, de la inteligencia, del amor, de la vida en comunidad y de los valores....... En cuanto al desarrollo de la afectividad señala que una personalidad sana y ajustada hace referencia a un sujeto cuyo desarrollo físico, intelectual, afectivo y social acaece en armonía. Explica el desarrollo de la personalidad, citando a Érikson el cual lo hace a partir de los factores sociales y culturales. A partir de los seis años, el tren o vagón del desarrollo de la personalidad discurre por la vía de la laboriosidad y del trabajo. El papel que desempeñan los otros es esencial porque conforman un espejo de comparación y ajuste incesante e inquietante por su valor. La adolescencia es la etapa de la formación de la identidad personal. La personalidad sana es la génesis de la identidad y la adolescencia es la época crucial. El adolescente se define mediante lo que hace, mediante sus aspiraciones y amores. En esta época cristalizan sueños, ideas, rutinas y prácticas. Una buena fórmula tiene como incógnitas la paciencia, la disponibilidad y la confianza en ellos. La afectividad estaría compuesta por distintos elementos: - El autoconcepto, es el conocimiento que poseemos acerca de nosotros mismos. Es dinámico y consiste en un constante redescubrimiento, en una permanente recreación y actualización más matizada de nuestra percepción. La meta de llegada es la identidad. - La autoestima, es la evaluación del autoconcepto y produce los sentimientos de la persona acerca de todo lo que ella es. Los éxitos y fracasos que vivenciamos conforman y mediatizan el valor que nos damos. Es el indicador, quizá más válido, de la personalidad sana. Cuando uno sitúa los logros y fracasos, no en la suerte, sino en el mayor o menor esfuerzo aportado, se opera una dimensión nueva de la realidad. Ejercemos el control respecto de lo que ha sucedido y ello nos impulsa a seguir esforzándonos en lo que hacemos. - El autocontrol, es un factor positivo que influye en la autoestima, pues los sujetos capaces de controlar sus emociones y comportamientos se sienten más competentes y son valorados más positivamente por los demás que aquéllos que se comportan impulsivamente. El autocontrol hace referencia a la regulación cognitiva de la conducta y se relaciona con la capacidad de usar el lenguaje interior. Este control hace posible racionalizar errores para evitar culpabilizarse y mantener la autoestima al realizar atribuciones. Algunas estrategias eficaces para conseguir autocontrol son la verbalización de las normas, osea, decirse uno que debe comportarse de una manera determinada, la reestructuración cognitiva, que consiste en procurar ver de otra manera la explicación de los sucesos de que se trate; asimismo, son técnicas útiles el aprender a distraerse y el pensar en las recompensas que se derivan de un comportamiento adecuado o en las consecuencias negativas que supondría lo contrario. - La autoeficacia, es la convicción de que uno es capaz y puede llevar con éxito la conducta necesaria para producir determinados resultados. Nos convierte en agentes automotivados. Agrega entonces que una persona emocionalmente segura precisa tener personas incondicionales, accesibles y disponibles; el apego cumple esa función...... Acerca del arte y la creatividad, coincide con Maslow, diciendo que “crear es autorrealizarse”. El pensamiento divergente, que sería el creativo, se caracteriza por la fluidez de ideas: es un pensamiento prolífico en asociaciones, cargado de imágenes y de un pensamiento analógico, metafórico y muy expresivo. Se define por su flexibilidad y originalidad. El pensamiento divergente se cultiva cuando se viven experiencias diversas que demandan la presencia de actitudes variadas. La persona creativa es abierta y se nutre de la realidad; es sensible al entorno y a lo que descubre dentro de sí. La familia ayuda respetando las preguntas y no censurándolas. La creatividad se da en todos los campos: artísticos, matemáticos, literarios, en las artes populares y prácticamente en todos los dominios más cotidianos, naturales y casi rutinarios. Crear es mejorar la comunicación con el exterior, crear es producir una vida más rica. Ocuparse en crear elimina conductas autolesivas y estereotipos de edad y de incapacidad. Es también creativo quien resuelve problemas, quien tienen un pensamiento múltiple y crítico. Señala que la creatividad no puede dejarse al azar; puede ser educada. Aún más, tiene que ser educada para que pueda desarrollarse. Y pondera nuevamente el juego como medio para aprender y para crear.....
Conclusión: La magia de educar en casa es un libro, interesante y motivador que sorprende con su manera de llevar a cabo cada tema a través de las ejemplificaciones y metáforas, que hacen más atractiva y sencilla su comprensión. Es una forma de sensibilizar e implicar a los padres y madres en el proceso educativo de los hijos a través de “las razones del amor” y de mostrarles a los niños y niñas los distintos matices del mundo y de la vida, guiándolos en el camino hacia la integridad personal, social, y espiritual. Lo que hace que la educación de los hijos pueda resultar una experiencia enriquecedora que merece la pena compartir juntos a ellos. Además este libro, es una grata y reivindicadora mirada hacia la educación, en un momento donde la escuela, como también la familia, los dos pilares fundamentales del desarrollo social e integral del niño, parecen tambalear. Es, sobre todo un puente conciliador entre las casas y los centros. En fin, es mediante los argumentos, el amor y las exigencias, que se sostiene la tarea de educar, principalmente en casa y en la escuela, y, si se produjera la magia de encontrar el punto en común entre ambas, y de trabajar codo a codo para asegurar una infancia feliz y un futuro prometedor para cada niño y niña, estarán potenciadas las posibilidades de éxito.
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